2013/12/11

. : LA EDUCACION EN EL TIEMPO LIBRE : .

El derecho a la educación en el tiempo libre, a participar en los grupos o en los agrupamientos scouts, a ir de colonias, a hacer una ruta por la montaña, a las actividades extraescolares… es una gran oportunidad, es un auténtico reto que tendríamos que poder garantizar a todos nuestros niños, adolescentes y jóvenes. El espacio de tiempo libre es un espacio educativo de carácter integral que contiene como valor añadido el trabajo y desarrollo de todas las dimensiones personales: la vertiente afectiva, la física, la social, la ambiental, la trascendental, la intelectual, todas aquellas dimensiones que configuran el Ser. Es por eso que ofrecer la oportunidad a todos los niños y niñas de participar supone un éxito garantizado, puesto que aquello que se vive en el tiempo libre o en las colonias no se puede vivir en ninguno otro lugar.

A pesar de que la Convención sobre los derechos del niño de las Naciones Unidas, con fuerza jurídica de cumplimiento obligado por los Estados que la han ratificado, reconoce en el artículo 31 el derecho de los niños al juego y a participar en actividades culturales, artísticas y lúdicas, este ámbito ha sufrido históricamente dificultades para su regulación y reconocimiento. En este sentido, hay que destacar el paso adelante que se ha dado en los últimos años en cuanto al marco normativo y de derechos de los niños en relación con el tiempo libre.

En el momento de crisis actual, nos encontramos con que a menudo se considera el hecho de asistir a los grupos, esplais, agrupamientos o ir de colonias como si fuera un bien prescindible o incluso un lujo que queda relegado para aquellos que puedan tener acceso. Pero podemos asegurar que precisamente para aquellos niños que tienen menos posibilidades, aquellos que se encuentran en una situación de vulnerabilidad social, poder participar en estos entornos educativos acaba siendo una necesidad, una oportunidad que les garantiza unas relaciones positivas con sus iguales; unos vínculos emocionales óptimos; unos espacios de seguridad; una vivencia relajada, divertida, segura, controlada, organizada; y lo que es más importante, un espacio de crecimiento personal, intelectual y en valores profundo y esencial para su desarrollo. Hay que facilitar la participación en el tiempo libre de los niños socialmente menos favorecidos en condiciones de igualdad para conseguir la máxima integración y el máximo desarrollo.

Hagamos posible que el derecho a la educación en el tiempo libre sea una realidad y que todos los niños de nuestro país puedan disfrutar de una experiencia que, a buen seguro, los hará ser grandes personas, con valores, motivación y con compromiso y, sobre todo, con herramientas de participación y transformación de nuestra sociedad.

Maria Valencia

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